Es muy extraño ser un ser humano y vivir en una cabeza y en un cuerpo, hay partes de ti, que se esconden, que dan vergüenza que dan temor o te dan tristeza, pero todo no podía acabar ahí enterrado, sino que se te pide constantemente enfrentarte con lo que más deseas evitar, saca a La Luz tus trapos sucios cuando menos quieres o te enfermas, el cuerpo habla, y tú no lo puedes callar....
No intentes entender ahora, cuando algo te duela, solo piensa; “pronto sabré en que se convertirá este dolor”, porque ni siquiera hay que intentar definir las cosas, a veces piensas que es sufrimiento, y con el tiempo descubres que era desahogo, y que al final, sentirías un alivio inmejorable, al final, acabarías descubriendo cosas de ti mismo que te harán “sufrir” menos en el futuro, porque lo que duele, no es más que lo que no queremos ver, lo que nos da miedo de nosotros mismos y pide ser visto.
Por otro lado, este universo, misterioso y caprichoso, nos pone situaciones repetitivas y persistentes en donde justamente se nos pone el dedo en la llaga, podría sonar masoquista, pero en realidad, tiene una contraparte hermosa, y eso es, que cuando logramos sobreponernos a una situación, es decir sacar algo de nosotros para contrarrestar nuestra parte negativa, logramos un nivel más alto de felicidad para siempre. Nuestro cuerpo y nuestra mente, nos quieren mejores personas, es como si necesitaran limpiarse de toda la mierda que tenemos en el inconsciente para ser felices, y el universo, conspira para lograrlo. Aparentemente el equilibrio del universo está asociado de alguna manera con nuestro propio equilibrio interno, y tiene sentido. Pues somos parte de ello. Así que, ante la frustración y el dolor, aflojar y cooperar, hacedle caso al cuerpo, No nos resistamos ante sus demandas, hay que dejarnos sentir y dejarnos actuar, pues somos parte de lo mismo, y el tan solo quiere llevarnos un paso más allá, será mejor, siempre lo es, el tiempo te lo demostrará. Ya que siempre reacomoda las cosas en su lugar.
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